He descubierto cuán atronadora es una lágrima en silencio
y ahora, el silencio,
es calma.
Volver de Tailandia era un llamamiento desde lo más profundo de mi interior para afrontar lo que acontece la vida y re-aprender la humildad, los cuidados, el estar, volver a recuperar sueños que se habían perdido en la psique y darte cuenta, que no eran más que ilusiones. Volví, para enfrentar los duelos, atender lo que el momento te presenta…
Tremendamente agradecido, estos tres últimos meses han sido para sanar el corazón, reconectar cuerpo/espíritu, llorar en soledad y/o acompañado, disfrutar de Sergio y mi familia, volver a estudiar y… buscando trabajo.
¿Buscando?
Acaba el Q2 para las empresas. Ves que los procesos de selección se congelan. Ves, que tu perfil híbrido, resolutivo, creativo, energético y especializado, se entremezcla con la gran cantidad de perfiles similares al tuyo formados durante los últimos años. Ves de nuevo, el adoctrinamiento del Sistema y hacerle caso, no trae frutos. Estancamiento sistemático. Recuerdas el BurnOut que te hizo abandonar un puesto de trabajo que te iba anillo al dedo, y también recuerdas, la frustración que tuviste antes de conseguir quemarte el cerebro. Recuerdas, que el sufrimiento es causado por el deseo.
Desagraciadamente, cometí de nuevo un mismo error: me puse una meta. Buscaba una meta, me ansiaba encontrar un match perfecto antes de que terminara Junio. Tipo Tinder, pero en LinkedIn. El viernes pasado volví a caer de la bici. Cualquier podría verlo como un simple accidente, pero para mí, es un reflejo de que la acción y la intención no están sincronizadas, que en ese momento, no era plenamente consciente. Ahora, vuelvo a tener el ala rota (por no volar).
Estoy satisfecho por haber transitado estos caminos. Me muestro pleno. Tan pleno, que puedo mostrarme vacío y sin máscaras.
Me rindo en la búsqueda.
Me rindo a la vida.
Me rindo a la espera.
Abandono la culpa y el castigo.
Espero.
Respondo a la Vida.
Este es mi legado,
compatir la emoción.
